La aventura Yoxseana

Lo que adjunto a continuación es el inicio de un proyecto que empecé, pero que por falta de tiempo no pude continuar. Se lo comenté a Inu una vez por MSN, desde entonces no lo pude volver a trabajar. Aqui les dejo el comienzo, para que opinen. Despues de todo, el cuento trata de todos ustedes. Me siento privilegiado de haber tenido la oportunidad de obrar como moderador del juego de rol Yoxseano, desde este puesto, he podido seguir la aventura de todos ustedes, he podido ser un actuante de cada una de sus aventuras, como un periodista en una guerra. Anotando en su memoria y su hoja cada acontecimiento que viven los soldados, y el mismo, por estar presente y convivir con ellos. Pues, esto a continuación es mi primer intento por sintetizar la aventura de Yoxso. La idea es que, el personaje (tú) recorra las 8 ciudades de Yoxso y se apodere de las 8 profesiones. La narración pienso hacerla de tal manera que el lector sienta que interactúa con el cuento... será como en nuestro juego de rol, le daré objetos a medida que vaya avanzando en la lectura y los usará en combates. El lector no tendrá opciones, como en nuestro juego, todo estará prediseñado, pero al menos intentaré darle la sensación de que depende de él la forma que avanzará el cuento. Un saludo a todos..,

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Desde las llanuras hasta los picos más altos se respira el oxígeno contaminado de magia y aventura. Son soñadores sus pobladores, utópicos, idealistas, quiméricos, irreales. Son valientes y bravos y a la vez, están llenos de miedos y temores, por sí mismos, por el estado que protegen, por sus seres queridos. Son tan mestizos que carecen de forma, tan diversos que son imposibles de encuadrar… y tan cuadrados que no podrían rodar. Y no rodarán así en contra de su pueblo y no rodarán así hacia un abismo de desesperación. Son Yoxseanos de padre y madre, de hermanos y primos, de abuelos y bisabuelos. Y no porque hayan nacido en esta tierra que es Yoxso, sino porque ellos son Yoxso en sí, llevan la tierra en su corazón y sólo ahí existe, el resto es una simple ilusión. Qué curioso y maravilloso es este territorio al que tantos trotamundos llaman hogar. La tierra de este continente está formada por diversos elementos míticos, los cuales engendraron criaturas de poderes mitológicos. Nace de ellos una aventura como ninguna otra nadie nunca ha llegado a conocer, de la que usted será parte.

I La primera Ciudad: Naucia la náutica
Deben de estar saliendo los primeros rayos de sol, te das cuenta por el cantó de aquel viejo gallo desafinado que te despierta todos los días justo al amanecer. Si, ese mismo gallo a quien siempre has decidido ignorar. Cuyos cantos, durante años, habías decidido aceptar como la mejor nana de cuna del mundo, dejando al gallo cantar hasta desahogarse de sus penas de vejez. A ti nadie te sacaba de tus recurrentes sueños de trotamundos a esa hora de la mañana.
- ¡Trotamundos!– Gritas con fuerza, más alto que el quiquiriqueo del gallo. - ¡Es cierto! Hoy podré por fin iniciar mi aventura.- Ese salto repentino y la emoción por el día te despabiló enseguida. El gallo dejó de cantar de repente, puede que tu grito le haya intimidado un poco o puede que ya haya dado por hecho su trabajo, seguro todos los vecinos se despertaron contigo. Que silencio tan abrumador. Sientes correr por tus venas tu sangre poseída por la adrenalina, provocada por tus expectativas de este día que recién ahora comienza. El gallo ha dejado de cantar. Justamente ayer hubieses hecho lo imposible para conseguir estos pocos segundos de tranquilidad a esta hora de la mañana. Lo hubieses dado todo, incluso esa pequeña estatua de bronce: tu tesoro más preciado, que has exhibido con orgullo durante años en la única mesita de tu cuarto, aquella que está justo debajo de la única ventana que, de no ser por esa espesa cortina que la cubre, le permitiría al sol hacer una entrada triunfal a tu aposento todas las mañanas. Esa estatuilla que evoca la imagen de Yoxsímenes II, el más grande emperador del antiguo imperio Yoxseano, aquel que unifico las nueve ciudades estado en una sola y gloriosa nación. Pero hoy, todo es diferente. Este silencio te asfixia mientras te preparas para salir. Una vez que cruces esa vieja puerta de madera gruesa a tres pasos al este de tu cama, dejarás de habitar ese cuarto te protegió tan fielmente de la lluvia durante tanto tiempo. Extrañarás un poco este lugar. Esos viejos cuadros neoclásicos que adornan las paredes. Paredes que ya carecen de pintura o color a causa del tiempo y la humedad. Es un cuarto muy pequeño, una cuadrado perfecto en todas las direcciones. Tu cama está justamente en el medio, clavada al piso de madera con puntillas oxidadas. Está justamente debajo de la lámpara redonda que sustituye al sol en la iluminación interna del cuarto. Al lado contrario de donde se encuentra la puerta principal, desde la cama, está ubicado el baño, ocupando toda la esquina. Ciertamente, es un baño muy pequeño, pero al menos está limpio y tiene lo necesario, incluso un espejito colgado arriba del lavamanos que refleja tu imagen. Vez tu rostro y notas una chispa nueva en tu mirada. A estas alturas tu corazón ya ha bombeado la adrenalina de tu sangre por todo tu organismo y es lo que tus ojos irradian. Notas también el símbolo de “aventurero” sobresaliendo con estilo de la solapa de tu traje. Ese símbolo redondo y azulado encargado de decirle a todas las miradas que recaigan sobre ti que te dedicas a la aventura. Te recuerdas de la primera vez que este término llegó a tus oídos. Fue en la escuela, a tus ocho años de edad, justo en la clase de Historia Nacional que tanto te encantaba. Te vienen a la memoria las palabras exactas del profesor. Aquel anciano profesor de canas acentuadas y de mente prodigiosa, quien parecía haber vivido en todas las épocas históricas conocidas, por la claridad y precisión de sus discursos, puntualizando cada característica de cada personaje, sitio u evento trascurrido.
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- Los aventureros son el alma de nuestro país. – Explicaba el profesor con su voz ronca, pero nítida. Pronunciado con lentitud cada sílaba que enunciaba. – Ellos viajan de ciudad en ciudad para conocer los secretos de los elementos de la tierra y apropiarse de nuevas habilidades. Aquellos que se dedican a la aventura son considerados como parte de la milicia del imperio. Y como saben, sólo los miembros de la milicia son considerados ciudadanos verdaderos y leales, por lo que sólo ellos pueden ejercer cargos políticos en nuestra nación. Son además la fuerza militar indispensable para garantizar nuestra seguridad. – Aquellas palabras retumban aún hoy en tu cabeza, después de tantos años no lo has podido olvidar. Deseas conocer toda la región de tu país, de Yoxso y aprender de todos sus secretos. Vives en una sociedad militarizada. La verdad tú nunca has pensado la realidad de tú país. Nunca has pensado la razón por la cual te separaron de tu familia después de tu octavo aniversario de vida ni te parece extraño que te hayan prohibido la salida de ese pueblo al que te destinaron cuando decidiste dedicarte a la aventura. No sabes que significa el concepto de imperio, ni lo que es la política, ni tampoco has pensado nunca en ello.

- ¡QUIQUIRIQUÌ! - Canta el gallo de nuevo. Te aproximas de a pasos pronunciados a la puerta. Palpas con tu mano izquierda la madera humedecida y con la derecha giras la manecilla. Chirrea y la abres de un jalón. Los rayos del sol te dan la bienvenida, pero irritan tus ojos y como si estuvieses comenzando a ver por primera vez, visualizas el camino rocoso y a tu superior jerárquico Tomás que te esperaba.

- Llegas tarde – Puntualiza Tomás, con su sonrisa carismática. Tomás es el encargado del campamento de aventureros al que te destinaron, lo cual significa que le llevas viendo la cara desde hace varios años. Lleva un bigote disimulado y no recuerdas haberle visto nunca sin esa gorra verde de militar. Es extraño, pues Tomás nunca se ha mostrado muy fanático a la milicia, a veces parecía incluso algo despreocupado. Recién iniciabas tus días el campamento habías jurado que le darías una buena golpiza el día de tu promoción a aventurero, pero hoy, que ese día ha llegado, no tienes motivos para guardarle ningún rencor. Ha sido un buen superior. Saludas.
- Sólo bromeaba - Comenta Tomás mientras sonríe nuevamente y te desordena el cabello. - Es increíble, como pasa el tiempo. Y pensar que ya tienes tu promoción. No soy bueno para las despedidas, así que por una vez me limitaré a mi trabajo y te daré mis últimas instrucciones ¿entendido? – asientes con la cabeza, no tienes nada que objetar. Tomás levanta los hombros en señal de comprensión y prosigue su discurso – Allá en la lejanía, si sigues el camino rocoso, llegarás a la ciudad de Naucia. Como sabes, este campamento se encuentra rodeado de una maleza muy densa que ha servido de hogar a diversas criaturas peligrosas. Durante todos tus años en el campamento te hemos enseñado a defenderte de estas criaturas para que puedas avanzar en tu gran aventura. Así que hoy, no correrás ningún peligro allá afuera si aplicas tus habilidades de combate y conocimientos. Éxitos… y una última orden. No te vayas a morir.
Al terminar su frase, Tomás se mete las manos en los bolsillos de su chaqueta, se voltea y se camina lentamente, alejándose de ti. Das un último vistazo al campamento, lo vas a extrañar. El campamento, o como es mejor conocido por quienes han vivido ahí, el pueblo natal. Es cierto, este campamento en realidad se ha convertido en tu pueblo natal. Tantos recuerdos y pensar que nunca más volverás. Tu “pueblo natal” se encuentra en una zona de gran peligro. Como casi no viven humanos por acá, las criaturas se han adueñado del sitio. Por doquier, por fuera del campamento, hay bestias salvajes muy violentas. Es lógico que se utilicen estas bestias para asustar a los novatos y evitar que huyan durante su formación. Hoy es el gran día para demostrar si has aprendido algo o no.